No se desalienten o consternados, amados hijos de Dios.
Que no se turbe vuestro corazón no tenga miedo, todos los santos vosotros, de Dios.
No dejes cuidados y preocupaciones del mañana quitan su tranquilidad, pueblo todo de Dios.
Por el Señor, nuestro Dios, se ha ido a preparar un lugar para nosotros en Su Reino Eterno.
Él no nos abandona.
Después de todas las cosas han sido preparados por nosotros, Él vendrá
otra vez a recibirnos a Sí mismo para que donde Él está podamos sea
también.
Cada persona que tiene esta esperanza es capaz de vivir una vida santa y
pura, emancipado de todas las influencias corruptoras de preocupaciones
terrenales y corrupciones.
La esperanza de la gloria es capaz de hacernos vencer al mundo porque
creemos que Jesús en el Hijo de Dios y la puerta del cielo.